viernes, 8 de mayo de 2015

No entiendes si no vives

Hay cosas que escuchas muchas veces y, a fuerza de repetición, te entran en la cabeza, y allí se quedan. Puedes utilizar la lógica para comprenderlas, y de un modo u otro, las asumes como ciertas.
Sin embargo, los verbos asumir y vivir son muy distintos.
No entiendes realmente algo hasta que no lo vives.
Con “vivir” no me refiero necesariamente a la experimentación física de algo. Puede ser simplemente un proceso mental, una conclusión propia, y no introducida con pinzas.
Por ejemplo, yo comprendí hace poco la expresión.
Quizá es demasiado ambicioso por mi parte afirmar esto. Digamos que comprendí algo más de la expresión.
Diría que comprendí una parte más amplia del arte – de lo que es el arte para mí –, pero no creo que nadie pueda aspirar jamás a decir – o blasfemar – algo parecido a que “comprende el arte”. Así que, en mi enésimo intento de definición, propondré que “entendí lo que tienen en común los lenguajes y el arte para mí”. Agregarle el “para mí” a algo siempre avala cualquier afirmación ultrajante con el reconocimiento del respetado abogado de la opinión.

Plan de vida según el horóscopo.

Según misteriosas fuentes místicas del universo que el vulgo llama horóscopos, mi vida podría ser algo parecido a esto:


Tengo las características idóneas para ser vidente o, en su defecto, comadrona.
Sea cual sea el camino que elija, la calidad de mis productos (¿qué serán? ¿Sesiones de tarot?) me generará la confianza de mis superiores (¿el gran visionario?), aunque sea perezosa y no sepa tomar decisiones, no tenga visión de futuro (lo cual es bastante preocupante si soy vidente) y me cueste hacerme entender porque no sé hablar ni nada. Claro, será que los astros hablarán por mí, o algo.

jueves, 7 de mayo de 2015

Malsonante.

Malsonante. (Del ant. part. act. de malsonar).
  1. adj. Dicho especialmente de una doctrina o de una frase: Que ofende los oídos de personas piadosas o de buen gusto.
  2. adj. p. us. Que suena mal.

Diccionario de la Real Academia Española.


Que esto sirva como documento fidedigno de mi apoyo o manifestación en favor de las palabras malsonantes.

domingo, 3 de mayo de 2015

jueves, 30 de abril de 2015

Soy una chica.




Soy una chica.
Hasta ahí estamos todos de acuerdo.
La convención social afirma que las chicas pueden (y, dependiendo del evento, deben) llevar falda.
Las chicas tienen tetas y en ocasiones pueden también llevar escote.
El uso del verbo "poder" implica también la existencia de una norma impuesta al respecto. Si una mujer "puede" llevar falda, ¿es porque alguien o algo se lo permite?

viernes, 24 de abril de 2015

Poética del Chupa-Chups



Se me había olvidado lo absolutamente inútil que soy para comerme un Chupa-Chups.
Es un invento al que no le encuentro la utilidad. Tener un caramelo metido en la boca unido a un palo de plástico que impide su degustación es una acción digna de ser comparada con la opresión de los tacones de aguja. Señor que inventó el Chupa-Chups: ¿qué problema tenía usted con la especie humana? ¿Por qué nos invitó con tanta amabilidad y un atractivo diseño de marketing a vagar por el mundo unidos a un sobresaliente palo, intentando extraer el sabor de un caramelo esclavo de la inmovilidad? ¿Cuál es la diferencia entre pasear con un Chupa-Chups en los labios o hacerlo con un brote de trigo? Probablemente solo el sombrero vaquero.
Conmovida por esta inquietud que me produce el tiránico caramelo, no puedo más que preguntarme ahora qué tiene de atractiva la imagen de una persona con Chupa-Chups. Ir comiéndome un Chupa-Chups por el metro mientras escribía esto me ha ayudado a aclarar mis primeras hipótesis.

jueves, 23 de abril de 2015

Del primaverismo.

Ya está aquí la gente de primavera.
Esa gente que vive en un universo alternativo con forma de red de ferrocarriles y que solo para de vez en cuando en la Tierra para repostar. Es que adorarse tanto debe de gastar mucho combustible.
La gente de primavera son esos dos humanos cuyo recorrido a lo largo del día consiste en despertar con la agradable luz del sol sobre sus rostros, darse una refrescante ducha, disfrutar del gusto de un suculento desayuno y realizar su precioso trabajo para la sociedad, tras el cual se dedican a la actividad que realmente los define y que no es otra que adorarse mutuamente, premeditadamente y con alevosía.

martes, 21 de abril de 2015

El tiempo a la cárcel por homicidio.

No sé escribir cuando debo.
No sé pintar cuando debo.
No sé leer cuando debo.
No sé.

No sé por qué no escribo cuando puedo.
Solo sé que si no lo hago es porque no puedo.
Porque no puedo forzarme.
Porque no puedo no estar contenta con lo que es mío.
No puedo hacer algo que no es mío.
No puedo ser la madre de lo que no siento.
No puedo programarme.
No sé escribir bajo demanda.

jueves, 12 de marzo de 2015

El Olimpo moderno

Antoni Tàpies

Siempre digo que la gente puede resumir sus inquietudes en tres temas fundamentales, que ocupan la mayoría de sus conversaciones y de sus pensamientos. Pues bien, aunque yo no puedo determinar mis tres temas (considero que ésta competencia le pertenece solo a los más allegados a una persona, y no a ella misma), el artista sería, si tuviera que elegir, uno de ellos. Suele aparecer cada vez que empiezo a divagar sobre cualquier cosa y se queda durante un rato para hacerme compañía – y aunque la reflexión sobre él no suele llevarme a conclusión alguna, eso no evita que siga perturbándome y/o entreteniéndome.

Hoy me he encontrado con la literatura de Sylvia Plath y, cómo no, con su biografía – o quizá sería mejor decir su mito. Porque más allá de su talento artístico, es evidente que su biografía interesa. Qué dramático, qué trágico, qué fuerte. Qué vida más loca, vamos a ver si nos interesa lo que escribió esta pobre mujer, el producto de ese drama vivo. ¡Y además, es bueno! Pues vamos a decírselo a todo el mundo y que lo disfruten. Y así comienza una cadena de mitificación de la obra y, sobre todo, del artista, que va de Sylvia Plath a Michael Jackson, que revaloriza hasta límites insospechados el trabajo de un autor después de su muerte, y que levanta pasiones antes muertas en todo individuo en la esfera de su influjo.

jueves, 5 de febrero de 2015

Peluches Voyeurs


Voyeur. (Voz fr.). 1. Persona que disfruta contemplando actitudes íntimas o eróticas de otras personas.
Diccionario de la Real Academia Española, 23ª Edición.

Este artículo pretende devolver, por el breve lapso de tiempo que ocupe su lectura, la importancia social que se merecen a los peluches.
Pensemos en una habitación infantil, el hábitat natural del peluche. Una habitación infantil no deja de ser una convención. No refleja más identidad que aquella que unos padres deciden otorgarle: rosa significa niña; coche, acción; princesa, meta. El niño no solo hereda una genética, sino una memoria social que sus antepasados se han encargado de aprender por él. Y más allá de las ventajas o inconvenientes en cuanto a la identidad personal que este hecho universal pueda comportar, dejemos, al menos por hoy, que nuestra atención recaiga sobre los elementos que unos padres cualesquiera deciden incluir en la vida de su hijo desde el primer momento: los peluches.
El peluche, muñeco de felpa, suave y blandito y con rostro de intención amorosa, cumple la función de compañero infantil. Es un amigo siempre disponible. El infante medio encuentra en el peludo invento una solución temprana, fácil y agradable a problemas como su egoísmo, su necesidad de atención constante o el desarrollo de su creatividad. Personalmente, encuentro este resultado tierno y siniestro a partes iguales.